A Fundación Pueblo Indio del Ecuador, coordenada pela Diretora Executiva Nidia Arrobo Rodas, é uma fundação criada já há mais de 30 anos pelo famoso bispo indígena Leonidas Proaño de Riobamba no Equador. Esta fundacão enviou ao papa Francisco, em razão do Sínodo Panamazônico, uma petição arrojada: declarar toda a região amazônica “Santuário Intangivel da Casa Comum”.
Não é sem razão, pois o bioma amazônico que recobre 9 países é fundamental para o equilíbrio de nossa Casa Comum. Reconhecidamente vivemos uma emergência climática e ecológica. Não vamos ao encontro do aquecimento global. Estamos já dentro dele e de forma crescente. A Amazônia como um todo é o grande filtro de absorção do CO2 e de outros gazes de efeito estufa. A abundância de suas águas. da biodiversidade, de tantas outras riquezas e de muitíssimos bens e serviços naturais, poderão garantir o futuro da vida no planeta e de nossa civilização. Mas à condição de cuidarmos dela, de sustarmos sua devastação e de valorizarmos a sabedoria ancestral dos povos originários que nela habitam há milhares de anos.
Num outro momento solicitaremos subscrições a este documento para que seja enviado ao Papa Francisco e aos participantes do Sínodo Panamazônico em outubro poróximo. Consideremos atentamente o conteúdo desta proclamação.
Leonardo Boff
Eis a íntegra da petição, seguida de uma versão para o português:
AMAZONÍA: SANTUARIO INTANGIBLE DE LA CASA COMÚN
“Busco en todas partes luchadores por la PAZ y por la VIDA, debemos actuar antes de que sea demasiado tarde, antes de que la ambición y la locura de unos hombres conviertan a nuestro planeta en una luna muerta, en un cementerio del espacio.”
Mons. Leonidas Proaño
Saludamos la próxima realización del Sínodo de la Panmazonía,una extraordinaria iniciativa del papa Francisco, por la cual esta importante asamblea colegial podrá ver la problemática, analizar y valorar la realidad a la luz de la Palabra y diseñar cursos de acción. La iniciativa es signo de esperanza en medio de los peligros que amenazan la subsistencia de nuestra Casa Común.
Pedimos al papa Francisco y a los padres sinodales la declaratoria de la Amazonía como Santuario Intangible de la Casa Común.
Esta declaratoria sería un llamado espiritual y profético a los hombres y mujeres de buena voluntad para que se reconozca a la Amazonía que recubre 9 paises, como tierra santa, tan sagrada como la de la zarza ardiente del Sinaí donde Moisés escuchó las palabras de Dios: “el lugar donde estás parado es tierra santa.”
La declaratoria sería un llamado a la consciencia universal y particularmente una demanda a los organismos mundiales y a los estados responsables para que tomen las medidas urgentes y profundas que se necesitan para salvar la vida en el planeta.
Las medidas deberían diseñarse y aplicarse con sentido de emergencia, considerando la velocidad y la profundidad de los cambios adversos que vienen afectando cada vez más al clima, al hábitat y a la vida los pueblos amazónicos. Los objetivos deben enfocar el problema como un todo, pues la afectación es sistémica: impacta la flora y la fauna, el clima, el aire y el régimen de lluvias, comprometiendo el delicado equilibrio de todos los ecosistemas y la vida misma de los pueblos amazónicos, cuyo exterminio está cada vez más cercano. Pero los pueblos no son una especie más del sistema. Son la obra magnífica de Dios; Su imagen y semejanza. Ellos recibieron de las manos del creador ese paraíso natural, lo disfrutan y lo protegen. Sabiéndose y sintiéndose uno con su mundo saben cómo vivir sin afectar su equilibrio.
Las medidas, en consecuencia, tendrían que estar encaminadas a
- Que se asignen legalmente territorios suficientes para cada una de las diversas nacionalidades indígenasque habitan en la Amazonía, tomando en cuenta su forma de vivir e interactuar con la naturaleza.
- Que la delimitación y ubicación de los territorios sea tal que cada uno constituya refugio seguro y base de sustento y nutrición para los pueblos indígenas, y la Vida de la Amazonía.
- Que se aplique para esos territorios una larga moratoria de las actividades extractivistas que dañan la foresta, las petroleras y mineras; así como se discuta seriamente la implementación de plantaciones y explotaciones ganaderas que implican la deforestación. Especialmente que se garantiza la sostebilidad para la eventual apertura de carreteras y centrales hidroeléctricas; en fin, el cese de las intervenciones predatorias tanto de los gobiernos como de los grupos económicos interesados, nacionales e internacionales.
- Que los pueblos indígenas puedan ejercer en esos territorios su autoridad, en el marco de la autodeterminación, el autogobierno, la justicia ancestral de acuerdo a sus usos y costumbres, y su vida política, cultural y espiritual en plenitud, sentiendose parte de la entera nación.
Los acuerdos y pactos internacionales han carecido de eficacia porque no son mandatorios para los países. No se han establecido consecuencias para su incumplimiento. Aspiramos a que este Sínodo pueda instar a los organismos internacionales para procurar la aplicación efectiva y eficaz de las resoluciones adoptadas.
Pedimos a los padres sinodales obrar con energía para pedir que los estados se comprometan a cumplir con sus compromisos en favor de la Amazonía mediante la adopción de mecanismos idóneos, independientes del vaivén de las coyunturas políticas.
La declaratoria debe enviar un mensaje claro de la Iglesia y de todos presenes en el Sínodo, para toda la humanidad y no solamente a los fieles; para las organizaciones de la sociedad comprometidas con la conservación del planeta y de la especie y para cada uno de los hogares. Todos tenemos algo que hacer en favor del planeta vigilando nuestros hábitos de consumo y nuestras interacciones con los recursos naturales.
Así, la Declaratoria de Santuario, será el instrumento idóneo para salvaguardar a los Pueblos Indígenas en Aislamiento Voluntario, que constituyen los grupos humanos más vulnerables de la Amazonia y del mundo, víctimas de la violencia del modelo económico global depredador impuesto; pero al mismo tiempo, testimonio vivo de resistencia a esta globocolonización que uniformiza, y mata la diversidad y la vida de la humanidad y del planeta.
“…Para el indígena, la tierra es la madre. No es una manera de hablar, no es un puro sentimentalismo; el pueblo indígena considera, dentro de su núcleo cultural, dentro de su pensamiento, a la tierra como su madre… pensamiento que, por otra parte, se identifica con el pensamiento de la Sagrada Escritura, en otras palabras, con el pensamiento de Dios”. (Mons. Proaño) Y añade el papa Francisco en su Encíclica “Laudato Si’: sobre el cuidado de la Casa Común”: “Para los indígenas la Tierra no es un bien económico, sino don de Dios, y de sus antepasados que descansan en ella, un espacio sagrado con el cual necesitan interactuar para sostener su identidad y sus valores. Cuando permanecen en sus territorios, son precisamente ellos quienes mejor los cuidan”(n.146).
Queremos finalizar con las palabras de Bernardo Alves, del pueblo indígena Sateré-Mawé: “Los pueblos indígenas son bibliotecas vivas. Son los guardianes, cuidadores y jardineros de la Amazonia y del Planeta. Cada vez que un pueblo indígena es exterminado y desaparece, un rostro de Tupãna (Dios) muere, el cosmos, el planeta y toda la humanidad se empobrecen”.
Fundación Pueblo Indio del Ecuador
Ruiz de Castilla N26-92 y Sosaya
Telfs. 593-2-2529 361; 593-2-3200-968
Email: fpie@fundacionpuebloindio.org; fundacionpuebloindiodelecuador@gmail.com
170520 Quito – Ecuador
Versão para a língua portuguesa feita por Edward Guimarães:
Amazônia: Santuário intangível da Casa Comum
“Busco em todos os lugares lutadores pela paz e pela vida, devemos agir antes que seja tarde demais, antes que a ambição e a loucura de alguns homens transformem nosso planeta em uma lua morta, em um cemitério do espaço.”
Monsenhor Leonidas Proaño
Parabenizamo-nos com a próxima realização do Sínodo da Pan-Amazônia, uma iniciativa extraordinária do papa Francisco, oportunidade singular para que esta importante assembleia colegiada possa ver a complexa situação da Amazônia, analisar e avaliar a nossa realidade à luz da Palavra e elaborar projetos de ação. A iniciativa é um sinal de esperança em meio aos perigos que ameaçam a subsistência de nossa Casa comum.
Pedimos ao papa Francisco e aos padres sinodais que declarem a Amazônia como um Santuário Intangível da Casa Comum.
Esta declaração seria um apelo espiritual e profético para homens e mulheres de boa vontade reconhecer a Amazônia, que abrange 9 países, como terra santa, tão sagrada quanto a da sarça ardente do Sinai, onde Moisés ouviu as palavras de Deus: “O lugar onde você está é um terreno sagrado.”
A declaração seria um apelo à consciência universal e, em particular, uma exigência às agências mundiais e aos estados/ países responsáveis para que tomem as medidas urgentes e profundas necessárias para salvar a vida no planeta.
As medidas devem ser planejadas e implementadas com um senso de emergência, considerando a velocidade e a gravidade das mudanças adversas que afetam cada vez mais o clima, o habitat e a vida dos povos da Amazônia. Os objetivos devem abordar o problema como um todo, pois a afetação é sistêmica: afeta a flora e a fauna, o clima, o ar e o regime pluviométrico, comprometendo o delicado equilíbrio de todos os ecossistemas e a vida dos próprios povos da Amazônia, cujo extermínio está se aproximando. Mas os povos não são mais uma espécie do sistema. Eles são a obra magnífica de Deus; Sua imagem e semelhança. Eles receberam esse paraíso natural das mãos do Criador, desfrutam e protegem. Conhecendo e se sentindo um com o mundo, sabem viver sem afetar o equilíbrio.
As medidas, portanto, deveriam ter como objetivo
- Que territórios suficientes sejam legalmente demarcados para cada uma das várias nacionalidades indígenas que habitam a Amazônia, levando em consideração seu modo de viver e interagir com a natureza;
- Que a delimitação e localização dos territórios seja tal que cada um deles seja, de fato, um refúgio seguro e uma base de sustento e nutrição para os povos indígenas e a vida da Amazônia;
- Que se aplique para esses territórios uma grande moratória pelas atividades extrativistas que prejudicam a floresta, às empresas de petróleo e mineração; como também se discuta seriamente a implementação de plantações e fazendas de gado que envolvam desmatamento. Especialmente que a sustentabilidade seja garantida para a eventual abertura de estradas e usinas hidrelétricas; em suma, que se impeça as intervenções predatórias tanto as impetradas pelos governo, quanto pelos grupos econômicos, nacionais e internacionais, interessados;
- Que os povos indígenas possam exercer sua autoridade nesses territórios, e no marco da autodeterminação, seu autogoverno, exercer a justiça ancestral de acordo com seus usos e costumes, e sua vida política, cultural e espiritual em plenitude, sentindo-se parte da nação inteira.
Os acordos e convênios internacionais têm sido ineficazes porque não são obrigatórios para os países. Nenhuma consequência foi estabelecida por seu não cumprimento. Esperamos que este Sínodo possa provocar as organizações internacionais a fim de garantir a implementação efetiva e eficaz das resoluções adotadas.
Pedimos aos Padres sinodais que trabalhem com energia para pedir que os estados/ países se comprometam em cumprir seus compromissos em favor da Amazônia por meio da adoção de mecanismos adequados, independentes da influência das conjunturas políticas.
A Declaração deve enviar uma mensagem clara da Igreja e de todos os presentes no Sínodo para toda a humanidade e não apenas para os fiéis católicos; para as organizações da sociedade comprometidas com a conservação do planeta e das espécies e para cada um dos lares. Todos temos algo a fazer em favor do planeta observando nossos hábitos de consumo e nossas interações com os recursos naturais.
Assim, a Declaração do Santuário será um instrumento com autoridade legítima para salvaguardar os povos indígenas em Isolamento Voluntário, que constituem os grupos humanos mais vulneráveis da Amazônia e do mundo, vítimas da violência do modelo econômico predatório global imposto; mas, ao mesmo tempo, testemunho vivo da resistência a essa globalização que unifica e mata a diversidade e a vida da humanidade e do planeta.
“Para os indígenas, a terra é a mãe. Não é uma maneira de falar, não é um puro sentimentalismo; o povo indígena considera, dentro de seu núcleo cultural, dentro de seu pensamento, a terra como mãe… pensamento que se identifica com o pensamento da Sagrada Escritura, ou seja, com o pensamento de Deus”. (Mons. Leonidas Proaño)
E o papa Francisco acrescenta em sua Encíclica Laudato Si’:
“Aos cuidados da Casa comum: Para os povos indígenas, a Terra não é um bem econômico, mas um presente de Deus e de seus ancestrais que nela descansam, um espaço sagrado com o qual eles precisam interagir para sustentar sua identidade e seus valores. Quando eles permanecem em seus territórios, são precisamente os que mais dele cuidam.” (n.146).
Queremos terminar com as palavras de Bernardo Alves, do povo indígena Sateré-Mawé:
“Povos indígenas são bibliotecas vivas. Eles são os guardiões, cuidadores e jardineiros da Amazônia e do Planeta. Toda vez que um povo indígena é exterminado e desaparece, um rosto de Tupãna (Deus) morre, o cosmos, o planeta e toda a humanidade se empobrecem”.
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